Aprovechando que en los próximos días vamos a tener la oportunidad de profundizar en esta herramienta en Pontevedra de la mano de Emma Zapatero, con la colaboración de Isabel Salama, auténticas expertas en el tema, intentaré dar unas pequeñas pinceladas de lo que es el Eneagrama y porqué es de tanta ayuda a la hora de relacionarnos con los demás (y con nosotros mismos, que muchas veces es aún más difícil).
Te has parado a pensar porqué algunos niños se irritan mucho si no duermen la siesta y otros parece que no tenga importancia si han dormido suficiente o no, algunos se enfurecen auténticamente si tienen que esperar por su comida mientras otros parece que no tengan nunca apetito. Algunas mamás afirman que llevan muy mal lo de no dormir y no entienden como hacen las demás para aguantar sin haber descansado lo suficiente. Algunas mamás necesitan seguir cuidando su imagen y dedicar un tiempo para verse arregladas mientras otras no entienden cómo se puede gastar el poco tiempo del que dispone en la imagen personal. Son solo ejemplos de lo diferentes que somos, de que cada uno tiene sus propios valores, principios y lo que es importante para uno no lo es para otro, eso está claro. Pero, y si tuvieses la oportunidad de entender lo que es importante para la persona que tienes al lado, las motivaciones de tu compañera de trabajo, lo que mueve a tu pareja, lo que preocupa a tu vecina, lo que le disgusta a tu cliente…
Si puedes entender desde donde se están comunicando es más fácil llegar a un acuerdo o evitar un conflicto. El eneagrama es una base desde la que comprender el motor de la otra persona (y el propio) de modo que podemos adaptarnos mucho mejor a la situación, si queremos.
En el Eneagrama hablamos de los 9 eneatipos o estrategias con las que afrontamos la vida. Esta estrategia es como nuestra propia estructura y desde ella nos comunicamos y nos relacionamos, siempre encajando todo dentro de esa estructura. Se utilizan números y no palabras para evitar las connotaciones negativas, puesto que cada eneatipo tiene su parte positiva que le enriquece y le ayuda a crecer y su parte más oscura que le crea sus propios conflictos. Veremos su parte buena y su parte negativa.
Antes de entrar a desgranar un poquito los eneatipos, es importante diferenciar las tríadas. Están formadas por 3 eneatipos cercanos y comparten características importantes.
La tríada instintiva engloba los eneatipos 8, 9 y 1. Su preocupación fundamental es el funcionamiento vital básico y la supervivencia. Son instintos del cuerpo, priorizan las necesidades físicas por encima de las demás. Son las personas que necesitan descansar para tener un humor aceptable, que no dejan de comer por grande que sea la preocupación (ellos dirían: no se va a solucionar porque me quede sin comer), son esas mamás que pierden el control ante la falta de sueño, son esos bebés que perderse la siesta les pasa factura. Suelen tener problemas de agresividad o de represión y buscan la autonomía.
La tríada del sentimiento engloba los eneatipos 2, 3 y 4, su centro es el corazón, son emotivos y tiene mucho interés por su imagen, por la imagen que muestran a los demás. Suelen tener problemas de identidad o de hostilidad y buscan atención. Son esas mamás que siempre van perfectamente combinadas y a la última moda, que se preocupan de lo que vayan a pesar los demás, son esos bebés que necesitan continuamente el contacto de sus mamás. Pueden quedarse sin dormir o sin comer por una preocupación y cultivan especialmente su vida emocional, ya que no hay nada más importante que atender, desde su punto de vista (con amor todo se cura, dirían).
La triada mental la forman los eneatipos 5, 6 y 7. Son fundamentalmente racionales y necesitan explicaciones y motivos que los convenzan. Necesitan comprender lo que ocurre. Suelen tener problemas de inseguridad o ansiedad y buscan la seguridad. Pueden quedarse también sin comer o sin dormir pero más bien buscando información, investigando o argumentando buenas razones. Viven preocupados por lo que pueda pasar, por lo que les deparará la vida o por cómo van a conseguir sobrevivir, no en el plano físico, sino por la planificación que requiere. Son las mamás que se preocupan continuamente por la seguridad de su hijo, si se cae en el parque, si le faltará una chaqueta, si… (nunca se sabe lo que puede pasar, hay que estar preparados, dirían). Son esas mamás que leen todo tipo de libros sobre crianza o educación y buscan todo tipo de información.
De esta forma ya podemos entender una típica (o tópica) discusión de pareja donde ella le reprocha a él cómo puede estar pensando en comer con lo que están pasando, o podemos comprender a nuestras compañeras de trabajo que tanto de arreglan, o podemos comprender al cuñado que todo lo discute con la puntualización exacta. Simplemente nuestras necesidades básicas son diferentes, lo que intentaremos cubrir en primer lugar será diferente en cada caso.
Podemos entonces comprender los diferentes eneatipos, lo que nueve realmente a cada uno, su motor, su principal interés o motivación, sus puntos fuertes y sus debilidades. Es importante entender que esta clasificación no es para encasillar o catalogar a las personas, sino para comprenderlas mejor, para entender desde donde está actuando.
Eneatipo 1: El perfeccionista/el reformador. El que necesita el orden y hacer las cosas bien. Su realidad es dual, o bueno o malo y le cuesta entender el término medio. Suele ser rígido de pensamiento y muy crítico con los demás y consigo mismo. Es difícil que se sienta orgulloso de su actuación sin más, siempre habrá algo que mejorar. Es capaz de enfocar su energía en conseguir muy buenos resultados y será un excelente organizador. Eneatipo 2: El ayudador/el altruista. El que siempre está para lo que se necesita, siempre pendiente de los demás, cariñoso y demandante de cariño, el más sentimental de todo el eneagrama. Le gustan las relaciones de mucha intimidad y les gusta la exclusividad, ser su mejor-mejor amigo. Su debilidad es que su ayuda suele tener un precio porque reclamarán el esfuerzo puesto en la relación cuando piensen que necesitan ellos la ayuda, pueden exigir que ahora eres tú el que tienes que encargarte de mí. Necesitan mostrar una imagen de sí mismos que les guste a todo el mundo, necesitan agradar y recibir cariño. Eneatipo 3: El triunfador/el mejor. Son los que destacan en todo lo que hagan, para bien o para mal. En su trabajo serán los mejores, sus hijos serán los más listos, los más buenos y también los más traviesos, su coche es el mejor y viven en la mejor parte de la ciudad. Su imagen es tan importante que es posible que no sea cierto. No tan importante lo que son como lo que aparentan. Pueden autoengañarse a sí mismos antes que no destacar. Son excelentes líderes y motivadores, saben organizar sus recursos para conseguir el mejor resultado y suelen conseguir lo que se proponen. Eneatipo 4: El creativo/la víctima. Son grandes artistas y conectan muy bien con su parte creativa, necesitan diferenciarse de las personas de su entorno y ser especiales, no ser del montón. Suelen regodearse en sus propias heridas y parece que disfrutan de su sufrimiento, son los típicos que ante una desgracia ajena, la suya es peor, no hay nada pero que lo que les ocurre. Son bohemios y románticos, expresivos de sus sentimientos pero no necesitan la aprobación de los demás. Eneatipo 5: El pensador/el investigador. Son reservados y no necesitan relaciones sociales, a veces incluso las rehúyen. Su interés son los datos, la información, estudiar, leer, etc. Son auténticos expertos, buscan la exactitud y se concentran muy intensamente. Son buenos observadores y pueden evitar las reuniones sociales, les cuesta conectar con otras personas y se aíslan si pueden. Son excelentes científicos y especialistas en los temas de su interés. Eneatipo 6: El leal/el guardián. Son personas que siguen a sus líderes, necesitan un grupo de referencia al que pertenecer y se esfuerzan por encajar. No entienden su existencia si fallan a su grupo, buscan sentirse seguros. Son fáciles de manipular y les costaría dirigir un grupo, sin embargo serían un excelente segundo de abordo. Les cuesta tomar decisiones porque valoran y sopesan mucho todas las opciones ante el temor a equivocarse, no les gusta asumir riesgos. Son comprometidos, disciplinados y prácticos. Se puede contar siempre con ellos. Eneatipo 7: El entusiasta/el multitareas. Son personas que desbordan energía, son emprendedores y desprenden alegría y vitalidad. Pueden embarcarse en muchos proyectos al mismo tiempo y todo les parece interesante, les gusta probar de todo. Les cuesta centrar su atención en una única cuestión y muchas veces no terminan sus proyectos porque se aburren y cambian de tema. Cerca de ellos hay diversión asegurada. Eneatipo 8: El líder/el protector. Son personas fuertes, decididas y responsables. Sienten que su obligación es cuidar de los suyos, siempre priorizando las necesidades materiales (como buen instintivo que es) y a veces desdeñando las necesidades emocionales. Tiene un gran escudo que le protege y que impide que se implique a nivel emocional para garantizar que nadie le haga daño. Son buenos guías de los demás y saben hacerse valer y respetar. Eneatipo 9: El pacificador/el reconciliador. Son personas que ponen mucho empeño en mantener la paz, en mediar para llegar a acuerdos y les molestan mucho las discusiones y malos modos entre los demás. Es optimista y un excelente consolador, un árbitro justo. Mientras atiende los conflictos de los demás, suele olvidarse de los suyos propios, puede desatender sus necesidades si con ello los demás están a gusto. A través del eneagrama podemos comprender mejor para qué la gente hace lo que hace, para qué nosotros hacemos lo que hacemos, comprender mejor y relacionarnos más sanamente. En el aula tiene muchísimas aplicaciones. Comprender desde que eneatipo está actuando cada uno de nuestros alumnos nos va a facilitar descubrir su talento natural, desarrollar su potencial y ayudarle a superar sus debilidades. Por ejemplo, pretender que un 6 sea un líder clase sería una forma de malgastar la energía de todos, de la misma forma que lo sería impedir que el líder fuese un 3 o un 8. Otra aplicación práctica, por ejemplo cuando trabajamos en una tienda, en labores comerciales, atendiendo pacientes, o en general de cara al público, podemos encontrarnos cualquier eneatipo. Poder identificarlo desde el primer momento nos permite adaptarnos con más facilidad a lo que nos están demandando. Podemos cubrir su necesidad primaria a través de lo que nosotros vendemos, por ejemplo, y hacerlo una forma más eficaz Si nos paramos a pensar seguro que solemos tener conflictos con el mismo tipo de personas. Casi siempre podemos identificar el tipo de persona que nos saca de nuestras casillas: el parado, el presumido, el que no deja hablar, el que mira por encima del hombro, el que no va nada arreglado, etc. A través del eneatipo podemos encontrar estrategias para enfrentarnos a estar personas de forma más sanas. Podemos identificar qué despiertan en nosotros para llegar a molestarnos tanto y poder aplacarlo realmente. Podemos incluso profundizar en nuestro propio eneatipo, identificar nuestro puntos fuertes y la parte de nosotros mismos de la que nos sentimos orgullosos. Y podemos también identificar nuestra parte más oscura, la que nos cuesta aceptar y podemos comprenderla y poco a poco ponerle un poco más de luz, para que deje de ser oscura y sea parte de que nos hace brillar.
Por supuesto, como comentaba antes, el eneagrama no es una clasificación que encasilla a las personas, ser un 9 no significa que no puedas tener comportamientos de un 3, por ejemplo. Todos tenemos comportamientos de todos los eneatipos a lo largo del día. No se trata de que ese cliente sea un 4, por ejemplo, sino que ahora mismo se está comportando como un 4, aunque al salir por la puerta sea un 2. Tenemos momentos y etapas en nuestra vida donde predomina más un eneatipo concreto, pero lo que nos va a definir es el que marque nuestra esencia, nuestro principal motor en la vida.
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